Capítulo 800
Sin pensarlo, un taxi llegó a toda velocidad y de repente se detuvo justo a un lado de Camila y Fernanda.
La ventanilla del conductor se bajó y una voz grave se escuchó: —¡Suban!
Los ojos de Camila se iluminaron; de inmediato extendió la mano y abrió la puerta trasera. —¡Fernanda, sube rápido!
Fernanda se metió como pudo en el asiento trasero, mientras Camila abría la puerta del copiloto y se acomodaba en el asiento delantero.
—¡Conductor, arranque rápido!
El taxi se alejó a toda velocidad del lugar.
Alarico corrió hacia ellas con su gente. —¡No se vayan!
Pero ya era demasiado tarde; el taxi se alejó del lugar rugiendo.
Alarico puso las manos en la cintura y maldijo una y otra vez: —¡Mierda! ¿Quién demonios fue ese taxista que se atrevió a arruinar mis planes? ¡Entréguenme rápido las llaves del auto!
—¡Señor Alarico, aquí están las llaves!
Un guardaespaldas vestido de negro le entregó respetuoso las llaves del auto deportivo.
Alarico subió a su Ferrari, pisó el acelerador y salió detrá

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