Capítulo 851
Camila apoyó su pequeña mano en su pecho para empujarlo, —No hagas eso, señor Samuel...
Samuel rozó su mejilla, besó su largo cabello, —Camila, esta noche estás realmente hermosa.
Sus palabras estaban cargadas de fervor.
Camila se sonrojó; ella y Fernanda habían pasado horas arreglándose en la habitación, solo para este encuentro con él.
— Señor Samuel...
—Llámame por mi nombre.
—¡Samuel!
Samuel volvió a sellar sus labios enrojecidos.
Camila sintió que él le separaba los dientes; probó el sabor a alcohol en su boca, seco y robusto, embriagador.
El lujoso auto estaba estacionado a un lado de la carretera, aislado del bullicioso mundo exterior. En los oídos de Camila solo resonaban los sonidos húmedos y cálidos de sus besos, mientras el rubor en su rostro se intensificaba, tiñéndola de un rojo ardiente.
Pronto, la mano de Samuel comenzó a moverse con inquietud, jugueteando con el dobladillo de su vestido.
Camila lo detuvo de inmediato, aferrando la tela con fuerza: —¡Samuel, no puedes!
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