Capítulo 896
Ella levantó la cabeza y vio que Samuel la miraba con una mirada fulminante.
Fernanda sostuvo su mirada sin temor. Si él era grosero, no podía culpar a los demás por responder con la misma moneda. Nadie podía maltratar a Camila.
Camila sintió que la atmósfera se volvía cada vez más tensa. No quería que los hermanos pelearan por su culpa. Rápidamente dijo: —Fernanda, no tengo prisa con lo de la universidad. Me quedaré contigo un par de días más, hasta que estés completamente recuperada.
Fernanda respondió feliz: —Sabía que eras la que más me quiere.
Camila tomó el tazón y dijo: —Señor Samuel, desayunemos.
El desayuno terminó en una atmósfera bastante sutil. Camila se levantó y ofreció: —Señor Samuel, déjame lavar los platos.
Aunque no podía ayudar a cocinar, sí podía lavar los platos. Ya que se quedaba allí, no podía ser una persona ociosa.
Camila extendió la mano para tomar los cubiertos.
Pero Samuel la sujetó de repente por la delicada y blanca muñeca, impidiendo que continuara: —Déja

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