Capítulo 965
Camila levantó la cabeza, Samuel había llegado.
¿Por qué había ido?
Samuel se acercó a grandes zancadas y se detuvo frente a Camila y Alarico. Su mirada fría como una cuchilla se posó sobre la mano de Alarico, que aún sujetaba con fuerza el brazo de Camila.
Samuel soltó una risa fría. —Señor Alarico, ¿no entiendes el idioma? ¡Camila te dijo que la soltaras!
Alarico dibujó una sonrisa en los labios. —Señor Samuel, parece que no entiendes el corazón de una mujer. Esta mujer dice que no, pero su cuerpo me dice que sí. Camila me pide que la suelte, pero en el fondo lo que quiere es que la abrace más fuerte. ¿Verdad, Camila?
Ella solo sintió repulsión. —¡Estás loco!
Samuel intervino: —Señor Alarico, ahora te doy tres segundos, suelta a Camila inmediatamente.
Alarico replicó: —Señor Samuel, eres realmente ridículo. ¿Con qué derecho te metes en lo que hago con Camila? Ni ella ni yo estamos casados, ambos somos solteros, así que podemos hacer lo que queramos. ¿Quién eres tú para opinar?
Samuel

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