Capítulo 975
Paula e Inés quedaron lívidas.
—Gracias a todos.
Camila dejó el micrófono, bajó del escenario y regresó al reservado de lujo.
Los jóvenes ricos no dejaban de admirarla. —Señorita Camila, ¡bailaste increíble! Nunca imaginé que fueras tan discreta.
—Una verdadera dama de sociedad es como la señorita Camila: humilde, elegante y sin necesidad de presumir.
—Señorita Camila, ¿podrías firmarme un autógrafo?
Todos rodearon a Camila.
Muy pronto, la mano de Samuel apareció y apartó a todos los jóvenes ricos. —Ustedes, apártense.
La mirada de Samuel se posó sobre la cara de Camila. —¿Estás cansada?
Ella sonrió. —No, estoy bien, no estoy cansada.
—De ahora en adelante, no vuelvas a bailar. Tu barriga cada vez es más grande y el doctor dijo que no puedes hacer ejercicio intenso.
Camila lo sabía perfectamente. Si no fuera porque quería darle una lección a Inés y a Paula, jamás habría subido a bailar.
Ahora que veía a Inés y Paula con esa expresión sombría y resentida, Camila estaba de muy buen humor

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