Capítulo 86 La apuesta de Mónica
—¡Je, je!
Mónica soltó una sonrisa sombría antes de hablar con aire de superioridad.
—¿Secretaria? Yolanda no era una secretaria cualquiera, era la secretaria más cercana e importante de Sara, alguien en quien ella confiaba- profundamente.
¡Dentro del Grupo Pionero, tenía una posición muy alta!
La provocaste, la ofendiste gravemente. Se podía decir que entre ustedes dos la situación es: si estás tú, no está ella; si está ella, no estás tú.
¿Y tú qué eres? Solo un campesino vulgar que vino de unas montañas remotas, ¡un ser insignificante!
En cuanto pase este breve periodo, con solo que Yolanda mueva un dedo, hará que te echen como un perro del Grupo Pionero.
—¿Y si no me echan?
—¡Como mucho, en un mes estarás fuera!
—¿Y si no me voy, qué pasa?
—¿Qué quieres que pase?
—Si dentro de un mes no me han echado, entonces, sin mi permiso, no podrás tener novio, ¡y mucho menos pensarte casarte!
—¿Qué estás diciendo? ¿Todavía no te das por vencido y sigues pensando en mí, tú, ser despreciable y t

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