Capítulo 28
—Uu...
Leocadio gimió suavemente, como un perrito mimado, luego soltó la cola de Adelaida.
—¿Puedes volver a ser como Orcos?—Adelaida sonrió, levantó la pata de lobo de Leocadio y apretó la almohadilla de su pata.
—Uu...
Otro suave gemido, y Leocadio volvió a adoptar la forma de Orcos, el joven tenía un aspecto radiante, aunque su rostro mostraba una expresión algo distraída.
—Adele...—Leocadio se mostró afectuoso, con un tono algo travieso, y abrazó a Adelaida,—Me siento muy mal.
El tono lamentoso de Leocadio hizo que Adelaida sintiera un estremecimiento en el corazón.
¡¿Quién podría rechazarlo?!
—Está bien, vamos a la habitación.—Adelaida levantó ligeramente la cabeza y apoyó su barbilla sobre la clavícula de Leocadio, intentando calmarlo.
—Emm...
Leocadio soltó a Adelaida de su abrazo y dejó que ella lo guiara hasta la habitación.
—¿Cómo puedo ayudarte?—Adelaida sonrió maliciosamente mientras le tomaba la cola a Leocadio.
No podía evitarlo, realmente no podía.
Cuando escuchó a Adelf

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