Capítulo 38
Adelaida parpadeó, y su visión se aclaró considerablemente en comparación con antes.
Pensó para sí misma que los suplementos nutricionales eran realmente efectivos, y aunque el sabor era algo desagradable, los resultados eran bastante evidentes.
Probablemente fue porque su ciclo menstrual acababa de terminar y, al mismo tiempo, había agotado una gran cantidad de su Poder Mental, lo que causó que se desmayara de repente.
En ese minuto y poco, no sintió nada, hasta que un sabor amargo y desagradable apareció en su boca.
—¿Hay una habitación disponible? Que el teniente coronel Leocadio acompañe a la señorita Adelaida a descansar un momento.—Adelfo miró a Fabián y luego a Basilio, que estaba dentro de la jaula de hierro.—Sobre el asunto de la Alianza del Yak Blanco, lo discutiré detalladamente contigo y con tu padre, el señor Santiago.
—Sí, claro, que el teniente coronel Leocadio cargue a la señorita Adelaida y me siga.—Fabián respondió rápidamente y salió a guiarlos.
Adelaida, demasiado f

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