Capítulo 162
Solo pensar que Álvaro se había casado de manera casual con alguien hacía que la señora Alicia se sintiera mareada y enojada. Después de haber maniobrado tanto para que él se divorciara y se comprometiera con Julia, ¡no podía permitirse más contratiempos ni volver a ser el hazmerreír de su círculo!
Alberto dijo: —¿Hablamos con el señor Gonzalo?
—No es necesario aún; no es momento de alarmarlo. Además, está en un momento crítico y no puede distraerse. Yo me encargaré de los asuntos de casa.
Alberto asintió: —Siempre piensas en todo.
—Ya, no necesitas halagarme. También tienes mérito en que esa mujer perdiera al bebé. Afortunadamente, te tengo a ti, si no, realmente no sabría qué hacer.
—Todo lo que hago es para aliviar tus preocupaciones.
La señora Alicia sonrió: —Qué bonito hablas.
—No son solo palabras bonitas; hablo sinceramente,— respondió Alberto con sinceridad. —Si no fuera por ti, no tendría la vida que tengo ahora. Me diste una oportunidad; eres la benefactora de nuestra familia

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