Capítulo 22
La puerta del vehículo se cerró de golpe y la furgoneta se alejó rápidamente.
No había ningún transeúnte que presenciara el evento, excepto por una cámara de seguridad en la esquina que registraba todo en silencio.
Tras ser forzada a subir al vehículo, un paño cubrió el rostro de Ángeles, quien inmediatamente contuvo la respiración para evitar inhalar cualquier sustancia y fingió desmayarse.
Héctor, sentado en el asiento del copiloto, notó la presencia de la cámara y apresuró al conductor: —¡Conduce más rápido, si la familia Castro nos descubre, tendremos problemas!
La furgoneta aceleró y dejó atrás la Ciudad de la Luz de la Luna hasta que finalmente se detuvo en las afueras.
Por el momento estaban seguros, sin importar si la familia Castro descubría pronto la desaparición de Ángeles, sería demasiado tarde cuando llegaran.
Héctor salió del vehículo con una sonrisa siniestra: —Finalmente te tengo, mujer.
Al abrir la puerta del vehículo, Héctor se frotaba las manos y estaba a punto de en

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