Capítulo 262
Pero cuando levantó la cabeza, vio que un fragmento se clavaba en el cuello de Oscar y quien lo sostenía, siguiéndolo por detrás y reteniéndolo, era Ángeles.
¡Qué inútil resultaba Oscar!
Pedro, al verlo, cerró los ojos y luego escupió un chorro de sangre con un puf.
—¡Abuelo!
Oscar, ansioso, intentó revisar el estado de Pedro, pero fue reprendido por Ángeles.
—¡No te muevas!
Ángeles presionaba el fragmento contra el cuello de Oscar.
Instantes antes, en el dormitorio, Oscar se había quedado paralizado al ver los vehículos irrumpiendo en la casa de los Aguilar.
Ángeles, aprovechando la situación, lo había retenido de inmediato, usándolo como ficha para asegurar su salida segura de ellos.
No esperaba que Vicente, conduciendo uno de los Hummer que irrumpieron casi reduciendo la casa a escombros, apareciera en escena.
Ángeles, reteniendo a Oscar, llegó a la escalera y luego lo empujó escaleras abajo.
Después, sonrió a Vicente con un tono alegre: —Ah, has llegado, ahora puedo estar tranquila

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