Capítulo 322
Ángeles, con su temple y resistencia en este asunto, esa frialdad calculadora capaz de derrumbar a la familia Castro sin mostrar una sola emoción, era algo que Abelardo todavía no podía perdonarle.
Su hermana no debería ser una persona tan astuta y calculadora.
Solo lograba que los demás la vieran como alguien demasiado aterrador.
Marco, sin embargo, sonrió como un loco. Todo el escándalo con la familia Castro ya se había vuelto el tema de conversación en Luz de Luna, y él, que conocía lo oculto del asunto, no pudo evitar encontrarlo más gracioso aún.
—Solo he escuchado que quien mata debe pagar con su vida, pero nunca el revelar los crímenes de un asesino provoque que su propia familia le guarde rencor.
—Dices que Ángeles no se parece en nada a los Castro. Pues yo digo que, por suerte, no se parece en nada a los Castro.
Marco lanzó una mirada de desprecio antes de soltar estas crudas palabras. Sin importar qué expresión pudiera tener Abelardo, dio media vuelta y se marchó

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