Capítulo 488
Justo cuando Ángeles planeaba salir de la tienda, el dueño sacudió una campanilla de bronce que tenía a mano, la cual emitía un sonido claro y nítido.
Ángeles se giró hacia él, justo cuando el dueño, frunciendo el ceño, comentó:
—Si ninguno de estos sonidos es el que buscas, entonces tendrías que encargar a un artesano que te haga una a medida. Incluso así, debido a las diferencias en los materiales y el tamaño del badajo, el sonido variará mucho y será difícil encontrar exactamente lo que buscas.
El dueño observó a Ángeles de arriba abajo y le dijo con cierta sospecha: —Dime, jovencita, ¿no estarás aquí solo para causar problemas, verdad?
—¿Parezco alguien que haría eso?
Ángeles se sintió genuinamente sincera, pero sabía que el sonido de una campanilla es algo difícil de describir a alguien que nunca lo ha escuchado.
Ángeles suspiró, parecía que tendría que buscar otra manera de encontrar lo que necesitaba.
En ese momento, el dueño sonrió astutamente y señaló hacia el mostrador: —S

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