Capítulo 641
Por fin malentendidos resueltos, Ángeles, preocupada por el paradero de su amigo, expresó: —Todavía me falta un compañero; debo ir a buscarlo, me marcho ahora.
Cuando Ángeles se giró, vio a Ximena con los ojos rojos, y las lágrimas no lograban ocultar las pequeñas estrellas en sus ojos.
—Ángeles... —Ximena aspiró profundo por la nariz, sintiendo que tenía mucho que decir. Aunque las palabras llegaron a sus labios, no logró expresarlas.
Ángeles le acarició la cabeza y dijo: —Tranquila regresa a casa.
Dicho esto, Ángeles avanzó y se dirigió hacia lo profundo del bosque.
Bárbara la siguió a toda prisa, y los otros tres mercenarios también la siguieron de cerca.
Pronto desaparecieron en la oscuridad de la noche.
Ximena se secó las lágrimas, queriendo seguirlos, pero Samuel la detuvo enseguida: —Deberíamos bajar de la montaña ahora; estás muy débil. Necesito primero llevarte al hospital para un chequeo.
—Pero...
Ximena miró hacia la dirección donde se había ido Ángeles, llorando: —Ella me s

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