Capítulo 207
Apenas amaneció, el débil resplandor de la mañana se filtraba a través de la ventana, iluminando suavemente el rostro pálido y demacrado de Luisa.
Luisa había permanecido sentada junto a la ventana toda la noche, hasta que, al amanecer, se recostó brevemente contra el vidrio y consiguió dormir.
Su sueño fue intranquilo, interrumpido por varias ensoñaciones con Andrés, despertándose en múltiples ocasiones durante la madrugada.
En el último sueño, vio a Andrés y Rocío tomados de la mano frente a ella; Andrés, con una sonrisa en los ojos, lucía una expresión de dicha mientras le anunciaba que se iba a casar, pidiéndole que no olvidara asistir a su boda.
Luisa lloraba en el sueño.
Al despertar, su rostro estaba surcado por las lágrimas.
La nana tocó la puerta desde afuera, —señorita Luisa, ¿ya despertó? Es hora del almuerzo.
Luisa secó sus lágrimas, caminó hacia la puerta y la abrió, —Puedes empezar sin mí, voy a darme un baño y cambiarme antes de bajar.
La nana, al notar el rostro demacra

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