Capítulo 40
Luisa echó un vistazo fugaz a Valentina y luego giró la cabeza hacia Andrés, con una mirada inexpresiva. —Si te dijera que Valentina está mintiendo, ¿me creerías?
Andrés se quedó en silencio por un momento, sin responder de inmediato.
Luisa esbozó una sonrisa amarga, curvando los labios en un gesto autocrítico.
¿Cómo pudo ser tan tonta como para hacerle esa pregunta?
Una era su hermana, con quien había crecido desde pequeña, y la otra, su esposa por convenio, con quien no tenía ningún lazo emocional tras tres años sin verse.
Hasta un tonto sabría quién elegiría Andrés.
Sin embargo, Andrés, después de un breve momento de desconcierto, respondió de manera firme: —Te creo.
Luisa se quedó paralizada.
No podía creer lo que acababa de oír.
¿Andrés realmente la creía a ella?
Entonces, ¿qué pasaba con Valentina...?
Luisa vio cómo el rostro de Valentina se ponía blanco de golpe.
—Hermano, ¡ella está diciendo tonterías! ¿Cómo puedes creerle a ella y no a mí?
—¡Basta! —La mirada de Andrés se cruz

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