Capítulo 53
Luisa miró fijamente a Mariana, con una intensidad en la mirada que parecía querer perforarla.
—Mariana, deberías agradecer que yo esté aquí hoy. Si no hubiera intervenido en ese momento, Lucía habría muerto a manos del agresor, y tú serías culpable de asesinato.
Mariana pálida, mordió nerviosa su labio, sin pronunciar palabra alguna.
En ese instante, Lucía, preocupada, dijo: —Abogada Luisa, su herida aún sigue sangrando, debería ir al hospital para que la atiendan.
Luisa también había resultado herida en el ataque; aunque no era una lesión grave, había perdido bastante sangre, y toda la manga izquierda de su camisa ya estaba empapada.
No prestó más atención a Mariana y, sin decir una palabra, salió de la oficina de abogados y se dirigió al hospital.
Después de que Luisa trató su herida y pagó por el tratamiento, se cruzó con Carolina.
Carolina, con el rostro tenso, no parecía para nada amigable: —¿Luisa? ¿Qué haces aquí?
Luisa se sorprendió demasiado al ver a Carolina.
No esperaba que

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