Capítulo 95
La voz al otro lado de la línea sonaba angustiada: —¡Presidente Víctor, algo terrible ha sucedido!
Desde el centro de detención, Alma afirmó estar embarazada y, conforme al reglamento, debía ser trasladada de inmediato al hospital para un chequeo.
En el trayecto, un auto apareció de la nada, embistiéndolos sin miramientos y obligando al vehículo en el que viajaba Alma a detenerse con brusquedad al costado de la carretera.
Varios tipejos musculosos bajaron del auto.
Se llevaron a Alma.
Los oficiales que la escoltaban resultaron gravemente heridos, el vehículo quedó destrozado y no pudieron seguirlos.
Víctor escuchó el informe con mucha incredulidad. —¿La secuestraron?
—¿Qué pasa? ¿A quién secuestraron?—preguntó Patricia.
Víctor inhaló profundo varias veces antes de dejar caer los hombros.—A Alma.
—¡¿Qué?!—Patricia abrió los ojos con asombro.—Pero si ya estaba detenida...
Frunciendo el ceño, Víctor meditó en silencio.—Papá tenía razón. Esto no es tan simple como lo que decía la familia R

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