Capítulo 99
Últimamente, Carlos había estado moviéndose como loco de un lado a otro en busca de inversionistas.
Las empresas de Puerto Bella prácticamente no tenían posibilidad alguna de invertir en el Grupo Rodríguez, por lo que no le quedó más opción que expandir su búsqueda a otros lugares. Durante este largo tiempo, había pasado la mayor parte de sus días entre hoteles y aviones.
Ese día, preciso acababa de regresar a Puerto Bella, y Santiago había ido a recogerlo.
Al atardecer, mientras se dirigían a una cena de negocios, se detuvieron en un semáforo en rojo.
Santiago, sentado a su lado, miró a Carlos de reojo.
Carlos sostenía el celular y pasaba entretenido una a una las fotos que tenía con Luisa.
Los labios de Santiago se separaron levemente, como si quisiera decir algo, pero al final se contuvo.
Antes de que pudiera abrir la boca, Carlos se inclinó un poco hacia él, le mostró la pantalla y, con una mirada cargada de ternura, dijo: —Mira qué felices éramos en ese entonces.
La expresión de S

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