Capítulo 36
—Profesor Carlos, está ocupado. —Ella abrazó el libro que estaba a punto de entregar y se dio la vuelta para irse.
Carlos miró la fría figura que se alejaba, con una ligera curva en sus labios. ¿Estaba celosa la jovencita?
—¿Qué sucede? —Al voltear, su hermoso rostro mostraba una expresión helada.
Elena se estremeció interiormente ante su repentina frialdad, pero lo ocultó muy bien.
—Carlos, ¿no fuiste tú quien dijo que debíamos seguir en contacto? Te llamé y tu teléfono estaba apagado, te agregué en Twitter pero no aceptaste mi solicitud…
Los ojos de Elena se humedecieron ligeramente, y su voz sonaba lastimada, parecía realmente desdichada.
La mayoría de los hombres al verla así, sin duda, se habrían compadecido.
Sin embargo, en el hermoso rostro de Carlos no había el menor rastro de compasión; sus ojos la miraban fríamente.
Sin saber que su número había sido bloqueado y que su solicitud de amistad en Twitter había sido ignorada, Elena continuó hablando:
—No me malinterpretes, no e

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