Capítulo 12
Se suponía que esto debía ser una prueba de su encanto.
En ese momento, él se dio cuenta tarde de lo vergonzoso que era todo eso. Especialmente porque Liliana se había marchado por ese motivo.
La policía le preguntó: —¿Así que su esposa se fue de la casa porque usted la traicionó?
Fernando no respondió, solo asintió. Por suerte, una llamada de un número desconocido lo sacó de esa situación. Contestó con la esperanza de escuchar la voz de Liliana dispuesta a comunicarse con él.
Quien hablaba era un hombre que se presentó como abogado de una firma. —¿Señor Fernando? Soy el abogado de la señora Liliana. Quisiera tener una reunión con usted. ¿Tiene tiempo hoy?
—Sí, puedo ir ahora. ¡Ya voy para allá! —Él no se tomó el tiempo de explicarle nada más a la policía. Mintió diciendo que tenía otros asuntos y condujo rápidamente al lugar del abogado.
Fernando solo pensaba en verlo cuanto antes, para así convencer a Liliana de que regresara. No le importó saltarse semáforos, ni soportar los insulto

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