Capítulo 43
En Casa Ramos.
Víctor había pasado la noche velando junto a la cama de su abuelo. Con la llegada del amanecer, Silvia lo instó a tomar un descanso.
—Deberías ir a desayunar, yo me quedo aquí. Has pasado toda la noche en vela, tu cuerpo no lo soportará.
Víctor, con una expresión imperturbable, se limitó a responder: —No es necesario.
Ante la imposibilidad de persuadirlo, Silvia suspiró profundamente. —Tienes responsabilidades en la empresa que atender. Si caes enfermo, ¿qué haremos tu padre y yo?
—Ve tú a la empresa. Aquí estamos nosotros, no sucederá nada.
Finalmente, Víctor se dejó convencer y se dirigió en coche hacia la empresa.
Justo cuando el automóvil de Víctor se alejaba de la villa, el de Isabel llegaba a la entrada.
Al ingresar, nadie la detuvo; aunque ya había firmado el acuerdo de divorcio, este aún no se había formalizado con Víctor, y los sirvientes de los Ramos no se atrevían a impedirle el acceso.
Sin embargo, fue Dolores Delgado, la veterana sirvienta de la familia, qu

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