Capítulo 375

Como resultado, al jefe se le ocurrió la ingeniosa idea de remodelar algunas partes de la mansión para que Osirio y yo tuviéramos un espacio más amplio. Dicho esto, el jefe parecía muy preocupado por asegurar que hubiera suficiente espacio para sus nietos, que aún no habían nacido. "Están haciendo un gran alboroto, ¿eh?", comentó Harvey con una risita antes de volver la vista al libro que estaba leyendo. Sin saber qué hacer ni adónde ir, Osirio y yo nos retiramos a la parte más privada de la mansión. Harvey nos recibió con una sonrisa cómplice en cuanto nos lo encontramos en su sala. Parecía que había pasado una eternidad desde la última vez que estuve en el ala de Harvey en la mansión, aunque no había pasado tanto tiempo. Harvey era el mismo viejo, alegre y cínico yo de siempre. “Supongo…” respondí antes de poner una sonrisa en mi cara. "El viejo está destrozando todo el lugar. Actúa como si este fuera su lugar...", se quejó Osirio con tono sombrío. —Bueno, antes era su casa. Te queja