Capítulo 21

Al atardecer, una lluvia torrencial llegó de repente. Elisa estaba preparando café en la cocina, mientras los truenos retumbaban afuera y la lluvia golpeaba contra los cristales. Acababa de cerrar la ventana cuando escuchó unos golpes urgentes en la puerta. —¿Quién es? —Abrió la puerta y Joaquín estaba parado allí, empapado de pies a cabeza, abrazando algo con fuerza en los brazos. —¡Entra rápido! —Se hizo a un lado apresuradamente para dejarlo pasar. Joaquín entró a paso rápido, levantó con cuidado el abrigo... y una pequeña gata blanca, débil y temblorosa, estaba acurrucada en su pecho. —La vi en la entrada del callejón, casi se la lleva el agua. —Su voz era grave, con un matiz de compasión. Elisa inmediatamente trajo una toalla y envolvió suavemente a la gatita. —Sécala primero, iré a buscar el secador de pelo. Cuando se dio la vuelta para irse, Joaquín la sujetó de la muñeca. —Tu cabello también está mojado. —Arrugó la frente y apartó el agua de lluvia de sus hombros. Estaban tan c