Capítulo 23
Rebeca quedó aturdida hasta que escuchó claramente el nombre de Rodrigo.
Recordó que, cuando su hijo enfermó, los médicos dijeron que con quimioterapia viviría dos o tres años más.
Pero tras la cirugía, apenas sobrevivió un mes.
¡Todo había sido culpa de esa maldita Patricia!
Le gritaba mientras la abofeteaba sin parar:
—¡Cómo pudiste hacerle eso a Rodrigo! ¡Él te quería! ¡Hasta en su lecho de muerte pedía que te cuidáramos!
—¡Maldita seas, mereces morir!
Los golpes y las patadas no lograban apagar su rabia.
Cuando Patricia ya apenas respiraba, Emiliano la apartó a la fuerza.
—Mamá, dejarla morir así sería demasiado fácil para ella.
Ordenó que llevaran a Patricia a otro hospital, uno conocido por sus métodos crueles.
Ni siquiera los más resistentes aguantaban sin rogar por la muerte.
Él no pensaba dejar que muriera pronto.
La quería viva, para que cada día de su existencia fuera un infierno.
—Isabela, esta vez de verdad reconozco mis errores.
Dijo Emiliano, arrodillándose ante ella.
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