Capítulo 77

Clara aprovechó la oportunidad para escapar del control de Sergio. Se arregló el cabello despeinado, abrió la puerta y casi chocó con Amelia, que estaba a punto de entrar. Al verla salir de la habitación de Sergio, el rostro de Amelia reflejó una incredulidad absoluta. El panorama dentro de la habitación lo decía todo: el elegante vestido ajustado que había convertido a Clara en el centro de todas las miradas yacía destrozado en el suelo. Clara, en cambio, llevaba el cabello suelto, la ropa cambiada y los labios, antes teñidos de rojo, completamente desmaquillados. La gran cama de satén lucía en total desorden. Sergio, usualmente frío y contenido, aún conservaba en la mirada un rastro evidente de deseo inconcluso. Como adulta, Amelia comprendió perfectamente lo que había ocurrido entre ambos. Clara le dio una palmada en el hombro y, en voz baja, le susurró al oído: —Un consejo sincero: mantente en tu lugar y no tengas ideas que no te corresponden. Si lo haces, me temo que las consecuen