Capítulo 8
Las luces, que antes brillaban intensamente, se atenuaron de repente.
Alguien exclamó: —¿Qué fue ese rayo? ¡Mi computadora está echando humo!
Otro respondió: —La mía también.
El funcionario se mostró visiblemente apenado.
—Como pueden ver, el sistema interno se ha colapsado por completo. Si desean divorciarse, deberán regresar otro día.
Ante la situación, Sergio comprendió que insistir sería una pérdida de tiempo.
Le hizo una señal con la mirada a Clara: —Vámonos.
No solo no lograron divorciarse, sino que además perdieron su certificado de matrimonio. Sergio y Clara salieron uno detrás del otro del Registro Civil.
Clara preguntó: —¿Hay alguna otra forma de tramitar todo rápido?
Sergio no supo definir lo que sentía en ese momento: —Esperemos a que consulte con mi abogado.
Clara asintió: —Gracias por el esfuerzo.
En ese instante, Hugo se acercó conduciendo: —Señor Sergio, ¿todo salió bien? Señorita Clara, ¿a dónde va? ¿Quiere que la llevemos?
Clara miró el carro ejecutivo y respondió: —M

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