Capítulo 22

La Alianza. Cuando se casó con Diego, él invirtió una fortuna en un anillo hecho a medida para ella. En ese preciso momento, al gastar millones de dólares en esa excepcional y única joya rosada, todos los amigos y familiares presentes compartieron su inmensa alegría. Incluso Ana confesó sentir envidia. Hasta hoy día, todavía hay quienes especulan sobre el paradero de aquel diamante. Ella, observando con atención el anillo de matrimonio en su dedo anular izquierdo que había ignorado hasta ahora, después de mucho reflexionar, decidió venderlo. Diego se enteró enseguida de esto y, acariciando el anillo en su propio dedo anular, sus ojos oscuros y profundos brillaron con más peligro que antes: —Ella se atrevió, incluso a vender la alianza. Lo había consentido demasiado. Eso la había hecho excesivamente audaz. —Dile a la gente de nuestro círculo que, si alguien se atreve a comprar sus cosas, estará enfrentando problemas conmigo. —Dijo Diego con una absoluta calma que precedía a la tormenta.