Capítulo 46
—La contraseña de la puerta es tu fecha de nacimiento. —Le dijo Diego con una voz tan suave como el terciopelado: —Todo está arreglado como en casa.
—El hogar es donde está mamá. —Carlitos mostró de inmediato una clara preferencia.
Diego levantó ligeramente las cejas, y su mirada tranquila se posó justo sobre Silvia.
Silvia, incómoda bajo su mirada, se alejó un poco y se sentó en una silla del comedor, empezando a expulsarlo: —Si no tienes nada más que hacer, por favor vete y no nos interrumpas mientras comemos.
—¿No acabas de comer y ya estás comiendo otra vez? —Le preguntó Diego a Carlitos, que estaba a su lado.
Carlitos, con un tono suave y algo meloso, respondió: —La comida que hace mamá es deliciosa.
Diego echó un vistazo a la comida en la mesa, que de hecho tenía muy buena pinta, pero añadió: —Por muy rica que sea, no debes comer en exceso, ten cuidado con el estómago.
Silvia apretó con fuerza el utensilio que sostenía en la mano.
¿A quién está ridiculizando?
—Comer demasiado por

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