Capítulo 74
Silvia se detuvo en seco.
Sin esperar a que ella hablara, Diego abrió la puerta del auto y bajó con una zancada, posicionándose apresurado frente a ella, emanando un aura de madurez y estabilidad total.
—¿Acaso sucede algo? —preguntó Silvia casualmente, demostrando enseguida su rechazo de manera evidente.
Diego miró brevemente la mano de Silvia sosteniendo la pequeña mano de Carlitos y dijo con voz baja: —Ven aquí un momento, necesito hablar contigo.
Silvia no se movió ni un milímetro.
¿Por qué tenía que ir solo?
¿Porque él lo decía?
—No, me importa si Carlitos escucha y se llega a enterar. —Dijo Diego, acercándose sigiloso a ella y susurrando en su oído mientras pasaba a su lado.
Los labios de Silvia se fruncieron.
Carlitos, inquieto levantando su cabeza, preguntó: —¿Qué pasa, mami?
—Nada, quédate aquí un momento. —Silvia le acarició la cabeza con una sonrisa tranquilizadora: —Voy a hablar un asunto pendiente con tu papá, y luego nos vamos a casa.
Carlitos contestó: —Está bien.
Silvia

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