Capítulo 51

Punto de vista de Regina A la mañana siguiente, mientras me aseaba en el baño de mi cuarto, lo único en lo que podía pensar era en Percy. Parecía que no podía estar ni un segundo sin pensar en él. Ocupaba mi mente en todo momento, ya fuera que estuviera despierta o soñando. Justo en ese momento recordaba la forma en la que se había maravillado en la exposición que vimos en Venecia. Al acordarme de que me había prometido revisar sus pinturas, me apuré para terminarme de bañar, me vestí con lo primero que encontré y me dirigí a la sala de arte. Intenté abrir la puerta, pero estaba cerrada. «¡Qué raro! Aquel día no tenía seguro», me dije. Tenía muchas ganas de ver los cuadros de mi amado y como sabía que todavía no se iba al trabajo, corrí hasta su cuarto y toqué la puerta suavemente. "Percy", lo llamé. “Pasa”, respondió desde el otro lado. Entré y me lo encontré frente al espejo, abrochándose la camisa. “¿Por qué está cerrada la sala de arte?”, pregunté. “Siempre está cerrada”, contestó.