Capítulo 314
"Claro", respondió Julian con facilidad.
Al ver que Diana estaba realmente avergonzada, dejó de burlarse de ella y agarró el tazón de sopa que le tendía Albert.
Era sopa griega de limón, especialmente buena para las embarazadas. Había comprobado personalmente la receta y pedido al cocinero que la hiciera.
Cuando Julian agarró el tazón, a Albert se le encogió el corazón. Temía que Julian se quedara el tazón para él. Afortunadamente, el tazón con la droga acabó llegando a Diana.
Ella tomó un sorbo y dijo: "Sabe bien".
Pronto, el tazón se vació.
Albert respiró aliviado interiormente y se relajó.
"Por favor, disfruten de su cena, señor, señora. No duden en llamarme si necesitan algo más".
Al oír esto, Julian levantó las cejas y lanzó una mirada penetrante a Albert.
De repente, Albert sintió una presión insoportable, tan intensa que casi no podía levantar la cabeza. No se le ocurría qué decir en aquella situación y rezó fervientemente para que Julian no pudiera saber lo que le

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