Capítulo 18

Raúl estaba muy sorprendido; en los ojos negros y rebeldes del joven brillaba una luz especial. Parecía temer que Camila no cumpliera su palabra, así que apresurado escribió una nota, firmó con su propio nombre y luego le pidió a Camila que también firmara. Ella quedó sin palabras, lo consideró infantil, pero aun así puso su firma. Raúl dobló el papel, lo guardó cuidadoso en el bolsillo y, satisfecho, mordió feliz la tapa del bolígrafo, diciendo: —¡Espera y verás cómo te supero! No era más que un simple examen ordinario de matemáticas, algo que no podía ser difícil para él. Al ver que empezaba a concentrarse en resolver los ejercicios, Camila sonrió y comenzó a trabajar con agilidad también. Los alumnos de las filas delanteras, al voltear y ver que ambos estaban haciendo el examen, se quedaron boquiabiertos. Especialmente con Raúl; todos sabían que él por lo general dormía durante los exámenes. ¿Qué le pasaba? ¿Acaso estaba decidido a esforzarse al máximo? Alguien lo llamó de forma int