Capítulo 68
Camila entonces reaccionó, retiró con brusquedad la mano y su rostro se tiñó de rubor.
—Eh... no tengo ninguna otra intención. Solo quería ver la herida de tu pierna.
—Oh.
El hombre respondió con indiferencia y, sonrió, como si pensara que Camila estaba encubriendo la verdad.
Camila preguntó cautelosamente: —¿Qué tal si sueltas mi mano y voy a buscar unas tijeras para cortar una parte de tu pantalón?
—Demasiado molesto —pronunció el hombre con sus delgados labios—. Quítamelo sin problema.
...
Camila insistió con impotencia. —De verdad, solo quiero mirar tu muslo.
—Sí, quítame el pantalón.
...
Camila sentía que aquel hombre había malinterpretado todo.
Tiró de su muñeca, pero el rostro del hombre se ensombreció y la apretó aún más fuerte.
Camila miró a la izquierda, miró a la derecha y se le ocurrió una brillante idea.
—Entonces no seré cortés.
—Ajá.
Camila se inclinó, tomó la tela del pantalón sobre su muslo e intentó desgarrarla con los dientes.
El hombre la observaba atento en silenci

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