Capítulo 30
Trevor preguntó: "¿Llamamos a nuestros hermanos, Señor Lawrence?".
Frank frunció el ceño, con mirada asesina.
Aun así, dijo: "No, está bien. Me dirigiré al Club Skymex ahora mismo; los masacraré si le hacen daño a Helen".
Y con eso, colgó y se marchó, golpeando las enormes puertas de la suite con una palmada.
Una espiral sin forma giraba a su alrededor y la fuerza monumental que contenía apenas podía contenerse.
-
Cuando Helen llegó al Club Skymex, los matones que la esperaban fuera y a los que había avisado con antelación la condujeron a la oficina de arriba en cuanto la vieron.
Al entrar, vio a Leo de pie ante la pared de cristal.
Con su metro ochenta, su estatura rotunda y la profunda cicatriz de cuchillo que tenía en la cara, desde el cuero cabelludo hasta los labios, su sola presencia provocaba escalofríos a cualquiera.
Robin estaba cerca, sentado en una silla de ruedas y mirándola fijamente.
Leo se giró y la fulminó con la mirada. "Así que tú eres Helen".
Helen agachó

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