Capítulo 94

Frank detestaba a los ignorantes que no paraban de hablar mientras él intentaba salvar a alguien. Desde luego, no ayudaba a la mente fría como el hielo que necesitaba un sanador. El fornido hombre quiso replicar, pero la gélida mirada de Frank le hizo estremecerse, con un escalofrío recorriéndole la espina dorsal. Inmediatamente retiró también las palabras que tenía en la punta de la lengua, a pesar de ser un veterano miembro de la pandilla reinante de Ciudad del Este. Tenía la sensación de que Frank no estaba mintiendo: si realmente pronunciaba una palabra más, Frank le mataría de verdad. Mientras tanto, como el hombre fornido dejó de hablar, Frank se volvió y sacó las agujas de plata que le habían traído. Introdujo la primera en el punto central de la parte superior de la cabeza del paciente antes de insertar más de veinte por el resto del cuerpo, haciéndole parecer un puercoespín. Luego, Frank presionó toda la palma de la mano sobre el ombligo del hombre, invirtiendo el fluj