Capítulo 18
El bullicio del salón se apagó al instante.
Todos miraban a Hernán con asombro y desconcierto.
Solo Mauricio y Cecilia, además del asombro, mostraban un miedo difícil de ocultar.
—Dios mío, es el presidente Hernán. Sus piernas...
—¿No decían que nunca volvería a caminar? ¡Está de pie!
—Guapo, millonario y ahora recuperado, Valentina sí que tiene suerte.
—Mírale la cara a Cecilia, parece que va a desmayarse.
—Normal. Todos sabemos lo que quería esa mujer: robar lo que no le pertenecía.
Aquella frase hizo que Cecilia volviera bruscamente a la realidad.
Apretó los dientes y forzó una sonrisa rígida:
—Cuñado, felicitaciones. No esperaba una sorpresa tan grande.
Hernán giró la cabeza hacia ella, observándola de arriba abajo:
—No recordaba que la madre de Valentina tuviera otra hija.
—¿Desde cuándo somos tan cercanos para que me llames cuñado? No inventes lazos.
El sarcasmo fue tan filoso que Cecilia palideció, oyendo las risas a su alrededor.
—El presidente Hernán no se anda con rodeos.
Her

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