Capítulo 8
Eduardo pateó una puerta tras otra, buscándola como un loco.
Quería encontrar aunque fuera un rastro dejado por Isabel.
Pero en todas partes solo había un vacío absoluto.
Eduardo se desplomó contra la pared y su mirada se detuvo de pronto en el nivel más bajo de la mesita de noche.
Allí había un cuaderno con candado que él nunca había visto.
Forzó la cerradura con brusquedad y vio una letra familiar: era el diario de Isabel.
Sus dedos empezaron a temblar sin control.
[12 de octubre, soleado.
Pensé que, después de ser abandonada por Francisco, mi mundo no volvería a tener luz. Hasta que apareció Eduardo. Dijo que éramos iguales. Él también había sido abandonado por Rosa. Resulta que dos personas que fueron dejadas atrás también podían abrazarse para darse calor].
[3 de diciembre, nublado.
Dijo que me amaba. No era compasión mutua por experiencias similares, sino algo que había planeado desde hacía mucho. Mi corazón latía tan rápido, como si fuera a saltar del pecho. Creo que, por fin, e

Klik untuk menyalin tautan
Unduh aplikasi Webfic untuk membuka konten yang lebih menarik
Nyalakan kamera ponsel untuk memindai, atau salin tautan dan buka di browser seluler Anda
Nyalakan kamera ponsel untuk memindai, atau salin tautan dan buka di browser seluler Anda