Capítulo 177
Sin embargo, las palabras que vinieron después me resultaron muy familiares, porque hoy Ignacio había dicho algo similar, aunque no era él quien lo había dicho, sino lo que el presidente había transmitido.
Mis ojos se posaron en el rostro de Adrián, pero al pensar en lo que sabía de él, no podía relacionarlo con el presidente.
—Eh, qué duro —dijo el hombre calvo, soltando una risa fría—. Ya que eres tan fuerte, hoy te haré probar el precio de tu dureza.
Mientras hablaba, giró el cuello, y al sonar sus huesos, dio una orden: —¡Derríbenlo!
De inmediato, los hombres detrás del calvo comenzaron a romper y a golpear. Adrián no se movió; sabía lo que eso significaba.
No tenía miedo, sino que entendía que si esos tipos destruían el parque de atracciones, estarían invadiendo los intereses de Alejandro, lo cual cambiaría la naturaleza de la situación.
En ese momento, la seguridad del parque de atracciones corrió hacia ellos. Aunque podían ignorar a Adrián, no podían permitir que se da

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