Capítulo 57
Mario se detuvo y me miró con sospecha.
Sonreí tímidamente.—La tía lo renovó.
Después de decir eso, le entregué su bolsa.—Hermano, acomódate un poco y descansa. Yo también voy a recoger algunas cosas.
Él asintió con la cabeza y regresé a mi habitación.
Todavía estaban allí las cosas de Alejandro y mías, lo que dejaba en claro que desde que me fui, nadie había vivido en esa habitación.
Parece que Alejandro no ha vuelto ni una sola vez. Entonces, ¿dónde ha estado viviendo estos días?
¿En Urbanización El Sol, donde vive Laura?
Al pensar en eso, sentí una punzada en el pecho. Parece que, aunque he arrancado a Alejandro de mi corazón, la herida que dejó aún necesita tiempo para sanar.
Me obligué a no pensar en esas cosas y saqué la maleta para recoger mis pertenencias.
Durante todos estos años, siempre he tenido la costumbre de practicar el desapego, así que mis ropas y efectos personales no son muchos, todo cabe en una sola maleta.
Justo cuando casi había terminado, llamaron a la puerta.

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