Capítulo 249
Mónica se quedó atónita y enseguida esbozó una sonrisa en la comisura de los labios:—Demuestra que eres un buen médico, pero no un buen comerciante.
¡Tu amigo realmente está en problemas!
El párpado de Braulio tembló; ¿lo estaría haciendo a propósito esta mujer?
Lanzó una mirada de reojo a Mónica y la vio con la barbilla ligeramente levantada y el pecho erguido.
Tal como sospechaba, lo estaba haciendo intencionadamente.
Por alguna razón, una chispa de alegría se encendió en su corazón; esta mujer solía ser fría y distante.
Ahora parecía tener un toque de humanidad.
Mónica pareció percibir la mirada de Braulio y recuperó su actitud altiva, dejando salir una frase con su pequeña boca:—Vamos, dirígete al Café Tranquilidad.
Braulio asintió, activó la señal de giro con la mano izquierda y, al cambiar de marcha con la derecha, dejó caer su mano sobre la larga pierna cubierta de medias negras.
¡Ah!
Mónica soltó un grito agudo:—¡Idiota, ¿qué haces?!
Braulio sonrió:—Lo sien

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