Capítulo 309

La contadora miró a Mónica:—¿Presidenta Mónica? En su corazón, Mónica aún admiraba la habilidad de Braulio. Un solo hombre había logrado ahuyentar a todo un equipo de guardaespaldas. Podría decirse que el valor más grande de ese equipo residía en él. En realidad, había sido una gran ganancia. —Transfiere el dinero, y a partir de ahora, todo lo relacionado con los guardaespaldas lo decide Braulio. Cualquier cantidad inferior a ciento cuarenta mil dólares, él tiene la autoridad para aprobarla. La contadora asintió varias veces, sus ojos iban de Braulio a Mónica. Había escuchado rumores de que había algo entre el chofer y la presidenta, aunque antes no lo creía. Ahora sí lo creía. En toda la empresa, el único que tenía la autoridad para manejar hasta catorce mil dólares sin firma adicional era Braulio. Si no creyera en el rumor, no habría forma de explicarlo. Inmediatamente, transfirió el dinero a Elías. Álvaro estaba furioso por la traición de Elías:—¡Elías, te estoy pagando un sueldo,