Capítulo 384
A un lado, Sara no podía dejar de negar con la cabeza.
El laboratorio recién establecido ni siquiera tenía un limpiador, y mucho menos personal de investigación.
Era casi imposible conseguir a una persona tan importante.
Por eso, ella solo se acercó para servir dos copas de agua y luego se sentó a un lado, observando la escena.
Braulio, al escuchar lo que Mercedes dijo, se mostró aún más satisfecho y, sonriendo, le preguntó: —¿Te falta dinero?
Mercedes esbozó una sonrisa tranquila y, moviendo ligeramente la cabeza, respondió:—No me falta dinero.
He comprado una casa y tengo varios cientos de miles de dólares en ahorros.
Braulio negó con la cabeza:—Te has confundido. No te estoy preguntando por el dinero de tu casa.
Te pregunto si te falta dinero para la investigación.
Mercedes lo miró de arriba a abajo y, sonriendo, dijo:—Sí, me falta dinero, y me falta mucho.
Hubo algo que no dijo: aunque vendiera la empresa de Braulio, no sería suficiente para cubrir los costos de su investigación.

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