Capítulo 96
Mónica le lanzó una mirada aburrida a Braulio. —¡Qué aburrido eres!
Sus ojos, hermosos y cautivadores, tenían el encanto de un ángel de hielo y nieve.
Era como un juego de coqueteo entre amantes.
...
Eduardo observaba la escena, asombrado.
Un chofer hablando de esta manera con la presidenta, y Mónica no se enfadaba.
Era realmente sorprendente.
¿Sería posible que Braulio fuera realmente el novio de la presidenta?
Braulio sonrió a Mónica, observando su rostro tenso. Siempre disfrutaba molestarla.
Mónica le dirigió una mirada a Braulio. —Deja de hablar, vamos, apresúrate al estacionamiento a conducir; tengo un asunto urgente.
Braulio frunció el ceño. —¿Qué sucede?
Mónica, con una expresión ansiosa, contestó: —Vamos, caminemos y te contaré.
Braulio entendió que la tarea que el Maestro le había encomendado tendría que esperar, y se fue con Mónica.
Eduardo los observó alejarse, aparentemente muy cercanos, y se sintió inquieto internamente.
¿Sería posible que Braulio fuera realmente el no

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