Capítulo 93
Solo Sofía estaba de su lado.
Ese Pablo, tan insignificante, se había ganado con una simple comida. Ya no podía esperar nada de él.
Sofía acababa de levantarse de la cama y, al ver a Bruno en la puerta.
Corrió hacia él descalza, abrazándolo con ternura y tocando su rostro con cariño.
Luego, con una sonrisa traviesa, se acercó al oído de Bruno y susurró: —Papá.
El Bruno que estaba tan molesto minutos antes, se sintió instantáneamente curado por esas palabras de su hija.
Sonrió y acarició la cabeza de Sofía: —¿Qué tal si hoy te llevo a lavarte?
Sofía, emocionada, asintió rápidamente.
Bruno, orgulloso, levantó a Sofía en sus brazos y le dijo a Víctor, como para presumir: —No puedo evitarlo, le encanta estar pegada a mí. ¿Qué puedo hacer?
Víctor esbozó una ligera sonrisa y respondió: —Presidente Bruno, ¿no debería estar cuidando a los enfermos? ¿Cómo es que siempre estás viniendo a mi casa? ¿Te preocupa que maltrate a tu hijo? No te preocupes, siempre que Ali esté feliz, tr

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