Capítulo 100
Ella se levantó para abrir la puerta.
Afuera, Carlos sostenía una caja de juguetes finamente empaquetada y tenía en la mirada una gentileza serena. —Sé que ahora estás a cargo de un niño, vine a ver si necesitabas ayuda en algo.
María le respondió con gratitud: —Gracias, pasa.
Ella lo invitó a entrar.
Carlos se acercó con el juguete hacia Simón. —Simón, ya nos hemos visto, ¿te acuerdas? Te compré un juguete, ¿quieres ver si te gusta?
Él abrió la caja de juguetes: era un juego de bloques de construcción didácticos, diseñados con gran ingenio.
Los ojos de Simón se iluminaron al instante.
Cuando María se acercó, los tres se sentaron en la sala a jugar con los bloques; el ambiente resultaba relajado y cálido.
Esa escena fue transmitida a la pantalla electrónica de la sala de descanso de la oficina presidencial del Grupo Fénix, a través de una cámara oculta instalada en la caja del paquete.
Alejandro estaba sentado solo en un amplio sofá de cuero, y el vino tinto frente a él permanecía inta

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