Capítulo 92
Esta noche, la ciudad A debía haber caído en un caos total, desencadenando varios incidentes violentos y sangrientos, pero Vicente logró revertir la situación y calmar el desorden.
En la Casa Fernández, Ana estuvo ocupada hasta tarde antes de regresar a su hogar, mostrándose algo cansada.
Tomó un baño, se revitalizó y se sentó en la sala a leer un libro, como si esperara la repentina aparición de alguien.
De vez en cuando, levantaba la vista para mirar el reloj de pared, pero la persona que esperaba no llegaba.
No fue hasta que resonaron las campanadas de la madrugada que Ana se percató de lo tarde que era.
Dejó el libro que sostenía y salió al jardín, donde se quedó de pie por un momento.
—Este idiota, ¿no vendrá esta noche?
Ana regresó a su habitación, se acostó en la cama, pero se revolvió inquieta, incapaz de dormir.
Tal vez estaba acostumbrada a dormir en los brazos fuertes de alguien, y ahora, sola, se sentía insegura.
A la mañana siguiente, aún antes del amanecer, Vicente se lev

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