Capítulo 1194
El helicóptero estaba bastante vacío, salvo dos subordinados y el piloto, que estaba concentrado en volar el helicóptero.
Lucille se apoyó contra la ventana y los rayos de luz le dieron en el rostro. Podía sentir el calor de la luz del sol en su piel, pero su visión seguía sumida en la oscuridad.
Cada episodio previo de ceguera, inducido por las toxinas, desaparecería gradualmente después de unos diez minutos.
Esta vez, sin embargo, no había recuperado la vista desde el día anterior, lo que implicaba que tal vez se había quedado ciega.
Calculó que su audición sería la siguiente.
Ciega y pronto sorda. ¿Sería capaz de volver al campo de batalla así? No era más que una pregunta retórica.
Lucille simplemente cerró los ojos.
Fue entonces cuando escuchó pasos que venían a su lado y sintió que alguien se agachaba frente a ella.
El aroma aromático que le resultaba familiar llegó a su nariz. Sin duda, era Joseph.
Ella abrió los ojos.
-¿Quieres cambiarte? -preguntó José.
—Perdón, ¿qué? —Lucille

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