Capítulo 34
Samuel me interrogó con voz severa y, acto seguido, comenzó a toser, con una tos muy dolorosa.
A lo lejos, algunos guardaespaldas intentaron en ese instante acercarse, pero no se atrevieron a intervenir.
Al final, solo pudieron suplicarme: —Señorita Belén, por favor, convenza al señor Samuel. ¡Desde que despertó en el hospital vino directo hasta aquí! Si no regresa a recibir tratamiento, su vida corre peligro...
—¡Cierra la boca! No es asunto tuyo y, retírate.
Ordenó Samuel, respirando con cierta dificultad, obligando a regañadientes al guardaespaldas a retroceder.
Luego, extendió la mano temblorosa y me sujetó, obligándome de esta manera a levantar la cabeza y mirarlo de frente: —Belén, dime que tienes sentimientos por mí... Solo dímelo y yo te creeré.
El cielo estaba oscurecido, no podía distinguir bien la expresión de sus ojos, pero aun así percibí cierta súplica en su apagada mirada.
Hablé, y por el frío de mi cuerpo, mi voz tembló ligeramente: —Samuel, ¿por qué engañarnos a nosotr

Klik untuk menyalin tautan
Unduh aplikasi Webfic untuk membuka konten yang lebih menarik
Nyalakan kamera ponsel untuk memindai, atau salin tautan dan buka di browser seluler Anda
Nyalakan kamera ponsel untuk memindai, atau salin tautan dan buka di browser seluler Anda