Capítulo 98
Cuando la puerta se cerró, Elena se encogió en un rincón, abrazando sus piernas y escondiendo la cabeza entre ellas; solo entonces se permitió liberar por completo sus emociones reprimidas.
Durante todo este tiempo, había intentado ganarse el favor de Sergio con todo su empeño; incluso si no era correspondida, jamás se había sentido verdaderamente agraviada, siempre encontraba fuerzas para seguir intentándolo.
Pero lo que acababa de suceder la desbordó, haciéndola sentir una tristeza que no podía controlar. Por primera vez, sintió que no era respetada, que realmente, como Sergio había dicho en su momento, era tratada como un simple juguete para su entretenimiento.
¡Clic!
La puerta volvió a abrirse de repente.
Elena, sobresaltada, retrocedió instintivamente, pero su espalda chocó contra el cabecero de la cama. Parecía una cervatilla asustada, con los ojos enrojecidos y el rostro cubierto de lágrimas.
Sergio abrió ligeramente los labios: —Ropa para cambiarte.
Luego lanzó un conjunto de r

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